Si... lo de la bufanda es un viejo fetiche. De todas formas, para defender un tanto a mis locuras (que siendo sincero, usualmente son indefendibles) aquella noche fue LA primera noche del año en la cual empleé alguna de mis bufandas. Hacía un fresquete...
En cuanto a lo de la camperita, agradecele a que mi miopía me permitió ver una campera a la distancia y que mi oportuna imaginación ideó que era tuya.
Ya me la cobraré. Mil de nadas!.... (¡va requete en serio!)